En una oportunidad, decidí ir de campamento con un amigo. Al caer la noche, nos refugiamos en nuestra tienda de campaña. Pasaron un par de horas hasta que finalmente nos quedamos dormidos. De repente, en medio de la noche, empezamos a escuchar unos pasos que nos despertaron de inmediato. Eran muy claros y pesados, como si un ser corpulento estuviera caminando.
Lo más perturbador, fue que esos ruidos se acercaban desde una colina cercana. Podíamos notar cómo aquello que estaba afuera se detenía a unos pocos metros de nuestra tienda. Pero esa calma no duró mucho; siguió avanzando lentamente hasta que se situó justo al lado de nosotros. Nos quedamos paralizados, mirándonos con miedo.
De pronto, sentimos un fuerte golpe en la tienda, como si alguien o algo la hubiese impactado con fuerza. Los pasos continuaron, rodeando nuestro pequeño refugio. El tiempo parecía haberse congelado mientras escuchábamos cómo aquella entidad caminaba alrededor, acechándonos.
Finalmente, todo se silenció. Algo, o alguien, se colocó justo frente a la entrada de la tienda. El pavor era abrumador, pero decidimos enfrentarlo. Con los machetes que habíamos traído para cortar leña, salimos corriendo, dispuestos a confrontar lo que fuera que nos esperaba afuera.
Al abrir la cremallera y salir, nos encontramos con una sorprendente y aterradora revelación: no había absolutamente nadie.
Lo curioso es que ambos estábamos convencidos de haber escuchado esos pasos, nítidos y pesados, como botas resonando contra el suelo. Armados con nuestras linternas, que por suerte eran varias, comenzamos a explorar los alrededores, esperando encontrar alguna señal de lo que habíamos oído. Sin embargo, no había rastro de nadie. Fuera lo que fuese, había desaparecido en un abrir y cerrar de ojos.
¡Fin!
¿Te gustó este relato? ¡Vota por él y ayúdalo a convertirse en la historia de terror más votada del sitio!.