Dos amigos conducían por una carretera oscura y solitaria, desde Tlaxcala hasta Córdoba, Veracruz. Habían tenido un día largo y agotador, y solo querían llegar a su destino lo antes posible. La oscuridad parecía envolverlos, haciendo que se sintieran incómodos y nerviosos.
De repente, una figura femenina emergió de la oscuridad, parada al lado de la carretera. Su rostro era pálido y demacrado, y sus ojos brillaban con una luz sobrenatural. Los amigos se sorprendieron y asustaron por su repentina aparición.
La mujer se quedó parada al lado de la carretera, mirándolos con una expresión triste y desesperada. Pidió que la llevaran, pero no especificó adónde quería ir. Los amigos intercambiaron miradas nerviosas, sin saber qué hacer.
Mientras la observaban, notaron que sus piernas parecían desaparecer en la oscuridad, como si no tuviera pies. Esto les dio un escalofrío, y se sintieron aún más temerosos.
La mujer comenzó a aproximarse hacia ellos, y los amigos sintieron que su mirada podía leer sus pensamientos. Su presencia era opresiva, y parecía que la oscuridad se había hecho más densa y pesada.
Uno de los amigos finalmente encontró el coraje para preguntarle adónde quería ir, pero ella solo movió la cabeza y repitió su petición de que la llevaran. Los amigos estaban confundidos, sin saber qué hacer.
Justo cuando la mujer estaba ya muy cerca del auto, uno de ellos exclamó de repente: "¡Es La Llorona!" La mujer se transformó en una figura aterradora, con un rostro de ira y dolor. Lanzó un grito aterrador, que heló la sangre de los amigos.
El conductor pisó el acelerador, y el coche se alejó a toda velocidad de la mujer y su grito sobrenatural. Los amigos no pararon hasta llegar a la gasolinera de Córdoba, sacudidos por el encuentro. Desde ese día, evitaron conducir de noche, atormentados por el recuerdo de la misteriosa y aterradora mujer que habían conocido en esa carretera oscura.
¡Fin!
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