Esta historia, le ocurrió al abuelo de un amigo de mi madre, en Azángaro Perú; y me dejó muy aterrado. Me contó una experiencia aterradora que vivió su abuelo, una historia, que se basaba en sucesos que eran muy extraños y espantosos.
Según el relato, una madrugada oscura y gélida, el abuelo cabalgaba solo hacia un pueblo remoto, perdido en los pliegues del paisaje montañoso. El tintineo de los cascos de su caballo resonaba en la quietud de la noche, rompiendo apenas el silencio que envolvía la región.
Fue entonces, cuando emergiendo de las sombras como un espectro, apareció una figura femenina, envuelta en un vestido blanco que parecía fundirse con la bruma de la madrugada. La mujer, con voz suave, imploró al abuelo que la ayudara a cruzar el río.
Sin sospechar el horror que yacía, detrás de aquel rostro pálido y suplicante, el abuelo asintió con una mezcla de cortesía y benevolencia. Pero en el momento en que extendió su mano para ayudarla, una sensación gélida se apoderó de él, como si la oscuridad misma se hubiera enroscado alrededor de su corazón.
De repente, el aire se cargó de una presencia maligna, y el abuelo se vio enfrentando a una visión que heló su sangre: la mujer de blanco se desvaneció ante sus ojos, revelando en su lugar la figura desgarrada y angustiada de un condenado.
Movido por un instinto de supervivencia, el abuelo reaccionó con rapidez. Sin pensarlo dos veces, arrojó al condenado al río con todas sus fuerzas, dejando que las aguas turbulentas, se tragaran la oscura presencia que lo acechaba.
Temblando, y con el corazón galopando en su pecho, el abuelo huyó a toda prisa, buscando refugio en la primera casa que encontró. Allí, entre las paredes desconocidas, y los susurros de la noche, esperó, rezando por el amanecer que traería consigo la promesa de la seguridad.
En las historias de terror de Perú, un condenado es una persona que regresa después de la muerte. Según las leyendas, el condenado se transforma en un esqueleto viviente después de morir. Sufre de un hambre insaciable y no puede dejar de devorar a hombres y animales.
¡Fin!
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