En muchos países, se dice que las personas antes de fallecer, suelen despedirse de sus seres queridos.
Nunca creí en eso... hasta que me tocó vivirlo, cuando tenía entre ocho a diez años.
Ese día, mis padres salieron de compras, y me dejaron sola en casa, viendo televisión en mi cuarto.
Pero antes de irse, mi madre me advirtió que no saliera de la habitación, aunque no me explicó por qué.
Había tirado basura en el suelo, y necesitaba la escoba. Así que tuve que salir rápido, y volver antes de que regresaran.
Mientras cruzaba el pasillo, una ráfaga helada me rozó la espalda, haciéndome sentir un escalofrío, como si alguien hubiera pasado detrás de mí.
Pensé que era mi imaginación, así que seguí con lo que estaba haciendo.
Al comenzar a barrer, algo me llamó la atención.
Desde donde estaba, alcancé a ver por la ventana, a alguien parado afuera.
Era mi tío Javier, o al menos eso creí.
Llevaba la misma camisa a cuadros que solía usar, y levantó la mano en señal de despedida.
Pensé que tal vez había venido un momento con mi papá, así que no me pareció raro.
Le devolví el gesto, sin pensarlo mucho.
Unos días más tarde, mientras estábamos viendo un recuento de noticias de la semana en familia, informaron sobre un accidente mortal que había ocurrido.
Cuando mostraron la fotografía del desafortunado, me quedé completamente congelada. El de la foto, era mi tío.
En ese momento, decidí contarle a mi familia, lo que había sucedido aquel día.
Les expliqué que vi a mi tío al otro lado de la ventana, levantando la mano en un gesto de despedida.
Fue entonces cuando mis padres me dijeron, que ellos no habían venido con él, y que además, nadie había entrado en la casa ese día.
Me explicaron que para pararse, en el lugar donde apareció, no había forma de que alguien pudiera estar allí.
Desde entonces, me cuesta dejar de pensar que aquel día, mi tío vino a despedirse de mí.
Días después de su visita, ocurrió aquel accidente fatal que terminó con su vida.
Quizás su alma, presintiendo lo inevitable, salió a cumplir todos sus pendientes en este mundo, sabiendo que el final estaba cerca.
¡Fin!
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