Hace cuatro años, me mudé a un modesto edificio de departamentos en la Ciudad de México, donde he forjado una amistad con mis vecinos.
Hace un par de años, el inquilino del departamento 31B falleció; y desde entonces, el lugar ha permanecido desocupado.
Los rumores decían, que el departamento no se alquilaba, debido a los extraños y fuertes ruidos que se escuchaban en su interior, a pesar de estar vacío. Intrigado por el misterio, decidí investigar qué sucedía realmente en ese lugar.
Una noche, aprovechando el silencio, me dirigí al departamento y logré abrir la puerta. Al entrar en la primera habitación, me encontré con una sala vacía, salvo por una mecedora en el centro. Ignoré la silla y continué explorando, pero de repente, unas palabras rompieron el silencio. "Alejandro, ven a sentarte conmigo". Era la voz de don Rafa, el antiguo inquilino.
La mecedora comenzó a moverse poco a poco, y en cuestión de segundos, se balanceaba con tal velocidad, que apenas podía creer lo que veía. Aterrorizado, atravesé la sala y salí del departamento, jurando no volver jamás. Desde entonces, he evitado cualquier relación con ese lugar, convencido de que el espíritu de don Rafa aún habita allí.
¡Fin!
¿Te gustó este relato? ¡Vota por él y ayúdalo a convertirse en la historia de terror más votada del sitio!.