Una noche, me encontraba en mi habitación, tratando de conciliar el sueño. La puerta estaba entreabierta, y la casa estaba completamente a oscuras. A través de la abertura, vi una figura moviéndose por el pasillo. Se parecía mucho a mi hermano, y pensé que él, había tomado mi celular, ya que le encanta esconderlo, para hacerme bromas.
Decidí levantarme y seguir a la figura, convencida de que era mi hermano. La figura se movía de manera extraña, sin hacer ruido, y no respondía a mis llamados.
Corrí tras él, pidiéndole en voz baja, que me devolviera mi celular. La figura siguió su camino, hasta que se metió en el baño. Le seguí de cerca, pero al abrir la puerta, no había nadie dentro. Un escalofrío recorrió mi cuerpo, y sentí un miedo profundo.
Bajé rápidamente las escaleras, hacia la habitación de mi hermano. Al entrar, lo encontré acostado en su cama, durmiendo plácidamente. Con manos temblorosas, tomé mi celular de su mesita de noche, y regresé a mi habitación. Esa noche no pude conciliar el sueño, preguntándome, qué había sido esa figura que tanto se parecía a mi hermano.
¡Fin!
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