A menudo, pasamos más tiempo en nuestro lugar de trabajo que en nuestro hogar, lo que nos lleva a sentirnos seguros en nuestro entorno laboral. Yo trabajaba en una oficina situada en un antiguo edificio de la ciudad, aunque el lugar era bastante acogedor.
Una noche, me quedé hasta muy tarde para finalizar el inventario de activos, ya que tenía una presentación al día siguiente. Noté que no había nadie más en el edificio, pero no me preocupé; no era la primera vez que me quedaba hasta tan tarde.
De pronto, escuché un ruido inusual proveniente de la oficina de a lado. Aquello me inquietó un poco, sabía que estaba solo, salvo por el vigilante. Me levanté para investigar, y como era de esperar, encontré una oficina vacía y oscura, aunque había papeles esparcidos por el suelo.
Estaba a punto de cerrar la puerta, cuando de repente, vi una figura sentada en una silla. La figura no se movía, ni emitía sonido alguno. Me asusté y corrí hacia la salida, sin importarme si apagaba la computadora o terminaba el inventario. Salí del edificio y me fui a casa. Al intentar dormir, no lograba conciliar el sueño debido al miedo que sentía.
Al día siguiente, compartí con mis compañeros de trabajo lo que había visto. Ellos me contaron, que la oficina donde vi la figura sentada, había sido escenario de un trágico accidente muchos años atrás, en donde un hombre había caído por la ventana.
Hasta el día de hoy, se dice que su espíritu permanece en la oficina. Los ruidos nocturnos continúan, pero nadie se atreve a entrar al anochecer.
¡Fin!
¿Te gustó este relato? ¡Vota por él y ayúdalo a convertirse en la historia de terror más votada del sitio!.