Hace unos años, comencé a trabajar en un autolavado durante la noche. Desde la primera vez que pisé ese lugar, sentí una extraña presencia. No estoy seguro si es una habilidad o una maldición, pero siempre que llego a un sitio con una energía particular, percibo lo que está ahí. A lo largo de mi vida he tenido varias experiencias paranormales, por lo que ya no les tengo tanto miedo.
Los primeros días decidí no prestarle atención a esa sensación. Sin embargo, poco a poco, mis herramientas comenzaron a desaparecer. Las dejaba a solo unos pasos de donde estaba trabajando y, cuando me daba cuenta, ya no estaban. Pensé que mis compañeros me estaban jugando una broma pesada, pero ellos me confesaron otra cosa. Me dijeron que en ese lugar había un duende travieso, que se dedicaba a molestar a los nuevos. Me advirtieron que era normal escuchar pasos extraños o ver sombras, ya que, supuestamente, una persona había muerto allí hacía tiempo.
En lugar de asustarme, comprendí que algo raro estaba pasando, porque ya había percibido esas sombras antes. No me imaginé, que un duende fuera el responsable. Pasaron algunos días y empecé a notar que también me faltaban mis cigarrillos. En lugar de enfadarme, decidí dejarle un par en una silla cada noche. Mientras lo hacía, le decía en voz alta: —"Ahí te dejo unos cigarros, déjame en paz y permíteme trabajar".
Al regresar al día siguiente, todas mis herramientas estaban en su lugar, como si nada hubiera ocurrido. Sonreí y continué dejándole un cigarro en la silla cada día. Esta es solo una de las tantas experiencias que viví en ese autolavado.
¡Fin!
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