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Una Trágica Despedida en Navidad

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Hola, soy Luna y nunca más pude ver, hablar ni sentir a mis padres. Aquí te cuento mi historia.

Tan solo tenía 8 años, lo recuerdo bien, eran tiempos de Navidad y estábamos en la sala muy contentos. Cuando mi padre recibió una llamada de mis tíos que lo invitaban a la cena de Navidad, recuerdo que mi padre no quería salir esa noche porque estaba cayendo mucha nieve. ¡Mi madre convenció a mi padre! Mi madre muy contenta me empezó a vestir con mi ropa de Navidad. Íbamos muy contentos porque mis padres tenían años que no miraban a sus hermanos. De repente, no recuerdo nada, solo escuché a mi papá decir "¡venado!" y ahí no recuerdo más.

Desperté, pero no estaba en el carro. Estaba como en una sala con aparatos en mi boca y muchas agujas incrustadas en mi cuerpo. Mis padres estaban a un lado, pero algo había en ellos que nunca había visto en su rostro. Creo que estaban llorando.

¡Papi, mami! ¿Qué está pasando aquí? ¿Estoy bien? ¿Por qué lloran? Nunca me contestaron. Entró una enfermera y escuché que les dijo: "Lo siento, no podemos hacer más por su hija. Es mejor que vayan a descansar para que hagan los preparativos del sepulcro."

Me pregunté: ¿De qué están hablando? Volteo y miro a mis padres, mami, papi, mírenme, estoy bien. Me paro de la cama, papá, estoy caminando, mírame, puedo brincar, no me duele nada. ¿De qué hablan los doctores, papá? Mi padre jamás me contestó. De repente, mis padres se levantaban del asiento y me dan un beso en la mejilla, abren la puerta. ¡Papá, a dónde van, no me dejen aquí! Me levanté de la cama de un salto y los agarro de la mano. Vamos, papá, mamá, este lugar no me gusta. Al subir al carro, mis padres empezaron a discutir. Mi papá le decía a mi mamá: "Te dije que no quería salir, todo esto es por tu culpa, nuestra hija está muerta."

¡Qué! Me espanté y les grité a mis padres: ¡Mamá, papá, aquí estoy, aquí estoy! Con lágrimas en los ojos, ¿por qué no me escuchaban? Hice mi último esfuerzo: ¡Mamá, papá! Sorpresa, mi papá vio por el retrovisor y le dije: "Sí, papi, estoy bien". Volteó a ver el asiento trasero y exclamó: "¡Creo que esto me está volviendo loco, creí ver a mi hija!" Me quedé helada, pues no comprendía nada. Mis padres actuaban como si no existiera más.

¡Fin!

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