Hace aproximadamente tres meses, mi padre y yo, íbamos descendiendo por la sierra hidalguense, viajando entre Ixtlahuaco y Zacualtipán. El trayecto es complicado, lleno de curvas y barrancos, con constantes subidas y bajadas. El pueblo más cercano se encuentra a más de una hora en auto.
Eran casi las 11:00 de la noche, cuando a lo lejos, observamos a un grupo de personas caminando por el borde de la carretera. Parecía una familia: una mujer con un bebé en brazos, un hombre con sombrero justo detrás de ella, y un poco más atrás, otro hombre joven, alrededor de 20 años. Mi padre iba manejando a unos 50 km/h debido a las curvas, por lo que tuvimos tiempo de verlos con detalle.
Lo extraño ocurrió en un parpadeo. Miré por el retrovisor, y de repente, ya no había nadie. Mi padre, algo confundido, me preguntó si los había visto, y cuando le confirmé, respondió con un tono extraño: "Ya no están". Volví a mirar, pero el camino estaba completamente vacío.
Aunque nos sorprendió, no nos asustamos demasiado, ya que no era la primera vez que, algo similar ocurría en esa ruta. Sin embargo, esa vez algo nos conmovió, al pensar que aquéllas figuras parecían formar una familia. Lo que fuera que haya sucedido, nos dejó con un sentimiento extraño.
¡Fin!
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