Todo comenzó cuando la profesora de español, nos llevó de excursión al hogar de ancianos para visitarlos y hablar sobre la asignatura.
Mientras el resto se reunía con la profesora, una amiga y yo decidimos sentarnos debajo de un árbol, un poco alejadas del grupo. Esperando que la profesora nos avisara cuándo iniciara la actividad. Como estábamos separadas de los demás, prácticamente estábamos solas.
De repente, escuchamos una voz suave que nos sobresaltó. Al voltear, vimos a una ancianita del hogar acercándose lentamente.
—¿Ustedes vienen a visitarnos? —nos preguntó.
Le respondimos que sí, y ella nos sonrió con gran alegría al escuchar nuestra respuesta.
Justo entonces, la profesora nos llamó desde lejos. Al voltearnos hacia ella, apartamos la vista por un instante. Pero cuando giramos de nuevo para mirar a la ancianita... ella ya no estaba. Había desaparecido.
En ese momento, un amigo nuestro —que al parecer nos había estado observando desde lejos— nos miró de forma extraña. Me acerqué a él, y le pregunté si había visto a la ancianita con la que estábamos hablando.
Su respuesta me dejó aterrada.
—¿Cuál ancianita? No había nadie con ustedes, por eso me llamó la atención verlas hablando solas.
Desde aquel día, empecé a vivir experiencias paranormales, como voces que no podía explicar, sombras que aparecían, y situaciones que desafiaban toda lógica.
¡Fin!
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