Dos días habían transcurrido desde la inesperada partida de Olivia, y Germán solo ahora reunía el valor para leer su última carta. Un mensaje escrito con la tinta de la premonición, donde la joven plasmaba sus sentimientos antes de sucumbir ante el abrazo de la muerte. Un escalofrío recorrió la espalda del muchacho al pensar en las palabras que guardaba aquel sobre, pero con la resignación, decidió enfrentarse a la verdad.
Con manos temblorosas, abrió el papel y sus ojos comenzaron a recorrer las líneas trazadas por la caligrafía familiar de Olivia. Las primeras frases eran una alegría para su alma herida. Ella expresaba con una ternura inigualable el amor profundo que sentía por él. Le recordaba el día en que se conocieron, las aventuras compartidas, las risas y las peleas. Mencionaba con detalle lo mucho que disfrutaba observarlo dormir, sentir su calor en sus abrazos nocturnos y despertar a su lado después de una noche acurrucada en su pecho.
Un par de lágrimas brotaron de los ojos de Germán, mezclándose con la tinta de la carta. Sin duda, su ausencia dejaría un vacío inmenso en su vida, una herida que tardaría en sanar. Pero un nuevo rayo de esperanza surgió al leer el último párrafo, donde Olivia le hacía una promesa que desafiaba las leyes de la naturaleza. Ella juraba que nunca lo abandonaría, que siempre estaría a su lado, que sus abrazos serían eternos, incluso más allá de la muerte.
Al final de la carta, solo una firma cariñosa adornaba el papel. Germán ya no podía sostener la hoja entre sus manos. Entre lagrimas, lo único que anhelaba ahora era tumbarse en la cama y hundirse en un sueño profundo, que le permitiera escapar del dolor. Sin embargo, el sueño se resistía a llegar. Sus pensamientos volaban hacia Olivia, la extrañaba con una intensidad que le quitaba el aliento. En un momento dado, una fragancia familiar invadió sus sentidos, una mezcla del perfume de Olivia con un aroma extraño, casi imperceptible.
Reprimiendo su llanto, Germán dirigió su atención hacia un rincón oscuro de la habitación. Allí, entre las sombras, algo se movía. Con un movimiento brusco, apuntó la lámpara hacia el lugar y su corazón se detuvo por un instante: ¡Olivia estaba allí! Había escapado de las garras de la muerte, desafiando las leyes del más allá, solo para cumplir la promesa que le había hecho a su amado y estar con él para siempre.
¡Fin!
¿Te gustó este relato? ¡Vota por él y ayúdalo a convertirse en la historia de terror más votada del sitio!.