El año pasado, trabajaba como maquilladora en una telenovela para un pequeño canal local. Las jornadas de grabación eran largas, y una noche decidí quedarme en casa de mi novio. Eran cerca de la 1 de la madrugada, cuando mis colegas me dejaron cerca de su casa.
Caminaba por la calle, distraída por un gato que observaba desde una ventana. Al levantar la vista, me encontré con un perro blanco, que apareció de repente frente a mí.
Me asusté muchísimo, pero intenté calmarme, pensando que solo era un perro asustado por la soledad del lugar. Seguí mi camino sin quitarle los ojos de encima, y noté que el perro me seguía con la mirada. Lo más perturbador fue, que comenzó a caminar en mi misma dirección, sin dejar de observarme.
La situación se volvió aún más extraña, cuando me percaté de que el perro no se movía como un animal normal. En lugar de doblar las patas, sus extremidades permanecían rígidas, avanzando como una figura mecánica. El miedo se apoderó de mí por completo.
Corrí rápidamente hacia la puerta de mi novio, quien la abrió de inmediato. Apenas tuvo tiempo de ver al perro, antes de que desapareciera en la oscuridad.
A menudo reflexiono sobre lo ocurrido esa noche, y creo que hay experiencias tan extrañas, que nuestra mente prefiere olvidar.
¡Fin!
¿Te gustó este relato? ¡Vota por él y ayúdalo a convertirse en la historia de terror más votada del sitio!.