Trabajo en un hospital infantil de Hermosillo, en Sonora - México; un centro médico que atiende a los más pequeños. Mi labor consiste en mantener el lugar impecablemente limpio.
Hace un par de semanas, mientras limpiaba el área de radiología, escuché un ruido extraño proveniente de una sala. Era como el sonido de un objeto pequeño impactando contra el suelo; como un bolígrafo. La sala estaba cerrada con llave, así que no pude investigar.
Al rato, distinguí voces tenues provenientes del interior. Sabía que en esa hora el área de radiología debería estar vacía, así que llamé a seguridad. Un guardia me acompañó, pero la puerta seguía inamovible. Decidimos dejarlo pasar, atribuyendo el ruido a algún objeto que se había caído accidentalmente.
Al día siguiente, le comenté el incidente a uno de los médicos radiólogos. Para mi sorpresa, se burló de mí; diciéndome: "Debes tener cuidado con los muertitos que tenemos aquí". Su comentario me dejó confundido.
Días después, al volver a limpiar esa misma área, experimenté algo que me dejó helado. Un llanto infantil resonó en la sala. Al acercarme a una pequeña ventana lateral, vi unas pequeñas manos que se asomaban; como buscando ayuda. Sentí un escalofrío que me paralizó el cuerpo.
Mis piernas me pesaban, no podía correr, ni siquiera gritar. Con dificultad llegué a las escaleras. Al llegar arriba, me derrumbé en la sala de descanso y me tomé un largo rato para tranquilizarme. Al día siguiente, me reporté enfermo.
Por las noches no consigo dormir. Nadie me cree cuando les cuento lo que vi, y eso me hace sentir aún más solo y asustado.
¿Será que estoy perdiendo la razón? Necesito alejarme de ese lugar, pero temo que lo que sea que haya visto, me siga a donde vaya.
¡Fin!
¿Te gustó este relato? ¡Vota por él y ayúdalo a convertirse en la historia de terror más votada del sitio!.