En un pequeño pueblo alejado de la ciudad, existía un colegio conocido por su antigüedad, y los oscuros rumores que lo envolvían. Construido sobre un antiguo cementerio, las historias de sucesos paranormales, como murmullos, sombras y puertas que se cerraban solas, eran comunes entre los estudiantes y maestros.
Pero lo que realmente atemorizaba, eran las misteriosas desapariciones de los niños, ocurridas cada varios años. Sin explicación alguna, los alumnos desaparecían, y muchos culpaban a las brujas, aunque nunca se encontraron pruebas.
Mery, una niña humilde y dedicada, se esforzaba por asistir al colegio, pese a las dificultades. Una tarde, mientras el sol comenzaba a esconderse, Mery se dirigió al baño. En el camino, encontró a su amiga petrificada frente a un cubículo.
"Mery; hay algo ahí dentro", —susurró, señalando la puerta cerrada.
Con valentía, Mery se acercó, pero antes de hablar, la puerta se abrió lentamente. Una figura oscura emergió, llenando el aire de una sensación opresiva y fría.
Las niñas intentaron correr, pero algo las inmovilizó. Mery vio cómo su amiga, era arrastrada hacia la oscuridad. Antes de desmayarse, soltó un desgarrador grito que alertó a todo el colegio.
Cuando los maestros y alumnos llegaron al patio, encontraron el cuerpo sin vida de Mery. Nadie supo qué había sucedido, y la desaparición de su amiga, quedó envuelta en el mismo misterio de las otras desapariciones.
Con el tiempo, comenzaron a surgir nuevos relatos. Algunos estudiantes, aseguraban haber visto a Mery y a su amiga rondando por el colegio. No eran apariciones aterradoras; eran como si sus espíritus, hubieran quedado atrapados para proteger a los demás, de sufrir el mismo destino.
Desde entonces, las desapariciones cesaron, y las leyendas aseguran, que sus espíritus se quedaron para proteger a los demás, de la oscuridad que una vez las reclamó.
¡Fin!
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