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La Casa de las Sombras Perdidas

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En una noche oscura y neblinosa, Jorge, un joven cadete repartidor de comida, recibió un pedido extraño a una dirección desconocida en las afueras de la ciudad. Siguiendo las indicaciones GPS, se adentró en un vecindario abandonado y desolado. Pronto, se encontró frente a una casa antigua y ominosa, rodeada de maleza y en completo silencio.

Con paso vacilante, Jorge se acercó a la puerta principal, que se abrió lentamente con un chirrido ominoso. Al entrar, sintió un escalofrío recorrer su espalda mientras las sombras danzaban en las paredes. El ambiente estaba cargado de una energía inquietante, pero decidió continuar con la entrega.

Sin embargo, cuando intentó salir, descubrió con horror que la casa había desaparecido, dejándolo atrapado en un lote baldío que parecía no tener fin. Confundido y aterrado, Jorge buscó desesperadamente una salida, pero todo lo que encontraba eran callejones sin salida y árboles retorcidos que parecían susurrarle con voces siniestras.

Mientras tanto, en las sombras, una figura pálida y desgastada observaba cada uno de sus movimientos. Era el espíritu de una anciana, atrapada en este mundo por la maldición que envolvía la casa. Con cada paso de Jorge, la presencia fantasmal se hacía más fuerte, alimentada por el miedo y la desesperación del joven.

Horas pasaron como si fueran eternidades, hasta que Jorge se encontró cara a cara con la anciana fantasma. Sus ojos sin vida lo miraban con una intensidad heladora, mientras susurros incomprensibles llenaban el aire. Jorge, paralizado por el terror, apenas podía moverse mientras la presencia espectral se acercaba lentamente hacia él.

Justo cuando parecía que todo estaba perdido, Jorge recordó una antigua leyenda que hablaba de cómo liberar a los espíritus atrapados. Reuniendo todo su coraje, pronunció las palabras de liberación y, con un estallido de luz, la anciana desapareció en el aire, llevándose consigo la maldición que había atado la casa al lote baldío.

Con un suspiro de alivio, Jorge vio cómo la casa reaparecía frente a él, y pudo salir de aquel lugar maldito. Desde entonces, nunca volvió a aceptar pedidos en direcciones desconocidas, pero la experiencia dejó una marca imborrable en su memoria, recordándole que en los rincones más oscuros del mundo, el mal puede esconderse en las sombras más inesperadas.

¡Fin!

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