Meses después de comenzar mi trabajo en el hospital, me pidieron que cambiara de turno, para poder cubrir el de la noche. La chica encargada de la limpieza en las áreas comunes había dejado de ir, y yo acepté, sabiendo que sería algo temporal mientras encontraban a alguien más para el puesto.
Mi primera noche fue aterradora. El silencio era absoluto, lo único que oía era el constante latido de mi corazón y el suave zumbido del aire acondicionado que recorría los pasillos.
Mientras limpiaba los consultorios, vi una sombra al final del pasillo. El susto me hizo correr, hasta refugiarme en una zona con bastante luz. Me senté en una banca, intentando recuperar el aliento, pero no pasó mucho tiempo antes de que las luces comenzaran a parpadear.
Rápidamente corrí hacia la zona de los vigilantes, y ellos me contaron algo aún más espeluznante. La sombra que había visto, era el espíritu de una enfermera, quien, según decían, adulteraba los medicamentos de los pacientes para causarles daño. Se decía que había fallecido en ese mismo lugar, de una manera inexplicable.
Mis compañeros me advirtieron que evitara esa zona por las noches, debido a las frecuentes apariciones de esa mujer. A pesar de lo aterrador que fue, tuve que continuar trabajando en ese lugar.
¡Fin!
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