Vivíamos en una casa de campo, rodeada de un frondoso bosque. Era como habitar en un pequeño oasis natural. Una noche, me encontraba solo. Mis fieles compañeros caninos, que siempre nos habían protegido, aullaban lastimosamente como si presintieran un peligro inminente. Las gallinas del corral cacareaban frenéticamente y las aves nocturnas emitían chillidos agudos. ¿Qué terrible suceso estaba ocurriendo?
Impulsado por la inquietud, salí a investigar. La oscuridad era bastante intensa. Con una linterna en mano, intenté iluminar el entorno, pero la bombilla se fundió. Tenía una de repuesto, pero esta también falló. La sensación de ser observado se intensificaba, mientras que los animales, misteriosamente habían enmudecido.
De repente, una sombra colosal se acercaba hacia mí. Pensé que me atacaría, pero la sombra no me hizo nada, simplemente me atravesó y me derribó. Paralizado por el terror, permanecí así unos instantes, tratando de comprender lo que acababa de suceder. Los animales, que antes habían enmudecido, volvieron a emitir sus característicos sonidos. Mis perros, que se habían refugiado en la casa, ahora me recibían con gruñidos amenazadores, como si me consideraran un extraño.
Me sentía sucio; como si algo maligno me hubiera tocado. Durante días, me bañé repetidamente, pero la sensación no desaparecía. Los perros me evitaban, y yo me sentía asustado. No fue hasta pasado un tiempo que pude librarme de esa extraña sensación y que mis perros volvieron a mirarme con el cariño de siempre.
¡Fin!
¿Te gustó este relato? ¡Vota por él y ayúdalo a convertirse en la historia de terror más votada del sitio!.