Dicen que hace muchos años, en las noches más oscuras de la Amazonía, algo brillante aparece en la selva, aterrorizando a quienes se atreven a maltratar el bosque.
El Boitatá, una legendaria serpiente de fuego, protege las selvas de quienes intentan destruirlas, siendo guardiana de los árboles y de los seres que habitan allí.
—¡Voy a derribar estos árboles y vender toda la madera! Con eso, me haré rico. Nada ni nadie puede detenerme.
—¡Te equivocas! Yo soy el protector de esta selva, y nadie destruirá lo que pertenece a la naturaleza.
—¿Qué? ¡Esto es imposible! ¿Una serpiente de fuego? ¡Eso no es más que una leyenda!
—Las leyendas nacen de verdades. Y la verdad es que tu codicia será tu perdición.
—¡No! No creo en esto. ¡No puedo ser detenido por una leyenda! ¡Necesito ese dinero!
—El precio de tu codicia es alto, y ahora lo pagarás con la desaparición de tu alma en la selva.
En un instante, el cazador fue tragado por la luz del Boitatá y desapareció para siempre, sin dejar rastro.
Y así, hasta el día de hoy, el Boitatá sigue vigilando las selvas, protegiéndolas de todo aquel que se atreva a dañarlas. Algunos dicen que, si observas de cerca, puedes ver la luz del Boitatá brillando entre los árboles en la noche.
¡Fin!
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