Desde niño, siempre me ha costado dormir. No porque tenga insomnio, sino porque algo me despierta a las 3 AM.
Al principio, pensaba que mi mente me estaba jugando una broma. Pero con los años, me di cuenta de que no era casualidad. Siempre a la misma hora, una sensación me recorría el cuerpo. Una presencia. No la veía, pero la sentía.
Me convencí de que no había nada. Hasta que una noche, me desperté con una idea fija en la cabeza: mirar debajo de la cama.
No quería hacerlo, algo dentro de mí, gritaba que no lo hiciera. Pero la curiosidad fue más fuerte.
Con el corazón latiéndome con fuerza, me incliné lentamente y miré.
Había alguien ahí.
No un monstruo, no un espíritu. Era yo.
Yo mismo, acostado boca arriba, con los ojos abiertos de par en par, y una sonrisa demasiado pronunciada para ser natural.
Parpadeé. Pero él no.
Intenté moverme, pero mi reflejo bajo la cama, susurró antes de que pudiera reaccionar:
"Si miras demasiado, el que se quedará abajo serás tú."
Desperté al instante, sudando frío. Fue una pesadilla, me dije. Solo una pesadilla.
Pero cuando quise levantarme, sentí el colchón... frío.
Y entonces, escuché una voz oscura y tenebrosa, proveniente de la cama que decía:
"Ahora el que duerme arriba soy yo."
¡Fin!
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