Juan era un hombre que, desde pequeño, experimentaba episodios de parálisis del sueño. Una noche, mientras dormía, se despertó con la sensación de que algo se movía en la habitación. Intentó gritar pero no pudo emitir ningún sonido, y al intentar moverse, descubrió que estaba completamente paralizado.
Sintió una presencia ominosa cerca de él, como si algo lo observara desde las sombras. El miedo lo invadió mientras luchaba por liberarse de su estado paralizado, hasta que finalmente pudo mover un dedo y romper el hechizo.
Juan se despertó sudando y jadeando, aliviado de que todo fuera solo un sueño. Sin embargo, la sensación de la presencia y la parálisis persistieron en su mente, dejándole una profunda inquietud que lo acompañaría durante días.
¡Fin!
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