Desde que era muy pequeña, mi sobrina ha sido capaz de percibir a personas que ya no están entre nosotros, y en muchas ocasiones les ha transmitido mensajes a quienes están a su alrededor. En una ocasión, mientras dormía, sintió que alguien trataba de ingresar a su habitación. En su sueño, escuchaba el sonido de la manija girando lentamente, y al abrirse la puerta, apareció un hombre vestido de negro que se acercó y la sujetó por el pie.
Ese tirón brusco la despertó de inmediato. Al abrir los ojos, descubrió que su cuarto estaba exactamente como en el sueño: la puerta entreabierta y uno de sus pies fuera de la cama. Acostumbrada a este tipo de situaciones, volvió a cerrar los ojos y se durmió nuevamente. Sin embargo, al despertar y prepararse para la escuela, notó algo peculiar: una marca en su pie; justo en el lugar donde aquel hombre en su sueño la había agarrado.
Un médium le comentó que ella poseía un don singular, que había nacido como una bruja, concretamente de magia negra. Mi hermana, que ejerce la medicina, no cree en este tipo de fenómenos y le ha prohibido a mi sobrina hablar sobre ello. Según el brujo, un espíritu masculino la acompaña, y desde que mi hermana estaba embarazada, entidades comenzaron a visitarla por la noche, llegando incluso a tocar su vientre.
Extrañamente, mi sobrina estaba destinada a nacer a finales de noviembre, pero su llegada fue el 2 de noviembre, el Día de los Difuntos. Durante su niñez, tenía un miedo inexplicable hacia la luna, y aunque tiene la capacidad de leer cartas y realizar viajes fuera de su cuerpo, ha reprimido estos dones porque su madre no le permite hablar sobre ellos.
¡Fin!
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